
Las importaciones de naranjas extranjeras generaron en 2018 un total de 378.008 toneladas de dióxido de carbono, una cifra nada desdeñable cuando hablamos del problema del cambio climático en el mundo.
Según estudios recientes de la Unió de Llauradors i Ramaders de la Comunitat Valenciana, un zumo de naranja importada de Brasil emite 17 gramos más de dióxido de carbono a la atmósfera que uno realizado con la misma fruta de Valencia, mientras que uno de Argentina supone 15 gramos más y uno de Sudáfrica 13.
El informe, presentado en su comida de Navidad tras la XXV Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Cambio Climático de la ONU (COP25), se basa en las importaciones de países del otro lado del globo que solo utilizan el transporte marítimo para traerlas a Europa. El objetivo es denunciar que son las mercancías que más CO2 emiten, las quintas que más contribuyen a la contaminación del aire.
Con estas cifras, la Unió quiere advertir que el futuro de la agricultura basada en importaciones es «inviable», ante la subida de las temperaturas, la escasez de lluvia, la salinización del suelo y del agua de riego, el aumento de enfermedades o la proliferación de plagas. Este cambio climático influirá «notablemente» en el conocido como ‘desplazamiento de cultivos’; es decir, que en la Comunitat se tengan que producir cultivos de las zonas más cálidas del planeta.
Todas los productos que analiza el estudio no representan déficits en la Unión Europea, por lo que la entidad defiende que la bajada de las importaciones supondría una reducción de gases contaminantes, evitando que «los agricultores europeos tengan que echar sus productos al vertedero, ocasionando más emisiones».
Por contra, la Unió de Llauradors sostiene que una apuesta por los productos europeos repercutiría «sin duda alguna» a disminuir el calentamiento global, teniendo en cuenta que el transporte aumenta la huella de carbono. La apuesta por un modelo alimentario de proximidad implicaría una reducción del 72% en los gases de efecto invernadero y del 52% del consumo de energía, según una reciente investigación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
A esto se suma que el 55% de las emisiones de estos gases se generan actualmente por buques de gran tamaño: portacontenedores (23%), barcos de carga seca (19%) y tanqueros (13%). Por ejemplo, un gran navío de carga produce el mismo azufre que 50 millones de automóviles, como ilustra el estudio de la asociación agraria.
Es de vital importancia consumir el producto local si queremos ayudar a disminuir la presión del cambio climático, al mismo tiempo que de esta manera se favorecerá el desarrollo sostenible de los agricultores Valencianos ayudando de esta manera a la economía local que en definitiva es de la que dependemos todos.
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